viernes, 30 de marzo de 2018

Mantenimiento Del Complejo De La "J"


Eduardo Caballero Arias:

Queremos que cuentes con una ciudad con mejores espacios deportivos por eso estamos trabajando para cambiar tu ciudad. 

El Consejo Municipal re-inaugurara las canchas sintéticas del Complejo la “J” en el mes de mayo. 

Se realizará el mantenimiento y refacción de los campos, el sistema de iluminación, servicios higiénicos y sombreros de tribunas, Vecinos de Pacocha esta re-inauguración contará con una gran sorpresa deportiva.

La Sub Gerencia de Inversiones y Desarrollo Urbano realizara una conferencia manifestando los pormenores de la Obra de Mantenimiento, encargado el Arquitecto Tito Obando.

Reflexión Por Viernes Santo


Así como llama al perdón, la Iglesia Católica hace un llamado a construir paz, con perdón, reconciliación y solidaridad, Perdón para encontrar la paz, en este Viernes Santo. 

Aquí la interpretación de las últimas siete frases que Jesús pronunció durante su crucifixión, antes de morir, y que se conocen como el sermón de las Siete Palabras. 

1. 'Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen’:

 “La primera palabra que Jesús nos ofrece es el perdón. Dios padre nos ha reconciliado con Cristo y nos ha perdonado. Este perdón es un acto unilateral y gratuito, que hace palpable para nosotros una esperanza. invitación que nos convoca para buscar la reconciliación también con las personas que nos rodean, especialmente con la familia.

Perdonar es abrir un lugar a aquel que nos ha hecho daño, con la conciencia de que cuando perdonamos liberamos el corazón. 

Perdonar no es minimizar el mal que se ha hecho, pero detiene la rueda de la violencia. Perdonar no es olvidar, es mirar con nuevos ojos que permitan superar la ira y el resentimiento para reconstruir los lazos de la comunión y devolverle al corazón la vida que ha perdido. 

El perdón de Cristo nos impulsa a arriesgarnos en la construcción de una paz que será compleja y a largo plazo, porque el perdón debe nacer de las víctimas y del compromiso para recuperar su dignidad, reconocer sus sufrimientos y reparar los daños ocasionados”. 

2. ‘Hoy estarás conmigo en el paraíso’:

“En los momentos de oscuridad, de confusión y de prueba estamos tentados a pensar que Dios nos ha abandonado, que ya no se acuerda de nosotros. 

Sin embargo, es precisamente en ese momento cuando Él sale como garante y, estando incluso crucificado en medio de los dos malhechores, ofrece lo mejor que tiene: su salvación. 

Él descubre que Jesús lo mira con ojos compasivos, con ojos que descubren lo bueno que hay en él, que es un malhechor. 

El malhechor arrepentido nos permite leer su experiencia de salvación, en primer lugar, desde la solidaridad, que desnuda el corazón de las personas. 

Nuestra sociedad necesita aprender de la solidaridad y Cristo nos invita a descubrir lo bueno que hay en los demás. 

La solidaridad nos engendra para la paz, principalmente porque nos saca de nuestro estado de confort, de la infame tendencia a considerarnos el centro del mundo, y nos lleva a sentir compasión por los que sufren. 

3. ‘Mujer, he ahí a tu hij.’:

“María representa a la Iglesia, ella siguió con fidelidad el plan de Dios. Está capacitada para recibir como regalo una humanidad nueva. Debemos tener en cuenta que el camino de la humanidad siempre será conflictivo y dramático. 

Tantas guerras amenazan el destino del hombre, tantas máscaras tiene el mal apara confundirlo, que resistir para ser testigo del bien, de la verdad y la justicia se convierte en una tarea difícil, más si decidimos hacer nuestra vida sin Dios. Junto a María al pie de la cruz, descubrimos cuánto nos quiere Dios, y ese amor nos impulsa a revisar con lealtad los criterios que inspiran nuestras relaciones.

En la familia nos cuesta reconocer los dificultades de las personas que tenemos tan cerca. Con nuestras amistades no comunicamos valores auténticamente cristianos, porque eso nos compromete ante los demás. 

En el trabajo solemos apostarle a la ley del menor esfuerzo, la cual degenera en escapar de la misión de aportar a la construcción del bien común. Frente a tantos problemas del país, cerramos los ojos, somos indiferentes porque pensamos que no nos compete”. 

4. ‘Dios mío, ¿por qué me has abandonado?’:

“El grito desesperado de Jesús en la cruz permite entender que el Padre en realidad no ha abandonado al Hijo. 

Más bien, que el Hijo vive el abandono como una de las formas de dolor que experimenta el hombre. Jesús, que grita el abandono al Padre, permite a cada persona que sufre por la violencia, la injusticia, la soledad, el desprecio o la exclusión unirse a esa misma voz. 

Detrás de ese grito de dolor se esconde también una profunda esperanza. Cristo nos invita a deponer las venganzas y nos anima a apaciguar las discordias con el diálogo y a superar las enemistades con el perdón. 

Hoy corremos el riesgo de perder la esperanza ante los desafíos de los diversos conflictos que se han desatado en la sociedad. Pero la paz nace del amor de Dios por nosotros.

La esperanza nos dice que todo trabajo que hagamos para defender la justicia, impulsar la fraternidad, generar solidaridad, promover el diálogo y el camino del entendimiento no será en vano, no nos dejemos robar la esperanza”. 

5. ‘Tengo sed’:

 “Su grito es un reclamo a cada uno de nosotros, en el que nos pide un cambio de rumbo Jesús nos pide una renovación de nuestras prácticas sociales, de nuestros valores, una ruptura de la superficialidad, de la cultura de lo desechable y la indiferencia, para asumir caminos nuevos que fortalezcan la convivencia pacífica, la práctica de la justicia y la realización de la paz. 

Dios piensa en cada uno de nosotros, nos quiere mucho, sueña con la alegría que gozará con nosotros’. El Señor quiere cambiarnos. Jesús ama profundamente a cada persona. De ahí brotan el respeto, el aprecio, el amor por el otro. 

La certeza más grande que hay en el mundo es que Dios ama a cada uno y a todos con la misma intensidad. Si cada uno nos dejamos reconciliar por el amor de Dios, seremos artesanos sencillos, pero eficaces, de paz y reconciliación ”. 

6. ‘Todo está consumado’:

 “Muriendo, Jesús proclama que solo Dios es Dios y que su entrega en la cruz salva al mundo. Todo está cumplido porque su Evangelio es el tesoro más grande entregado al mundo. ‘Todo está cumplido’ es una invitación apremiante, de la que niños, jóvenes, adultos y ancianos no podemos sentirnos excluidos. 

Por lo tanto, surge la misión de comunicar a Cristo, es decir, permitir que a través de nuestra vida circule el amor que el Señor vino a sembrar en el mundo.

‘Todo está cumplido’ es una voz de ánimo para trabajar en la reconciliación de las familias, en los escenarios laborales, educativos, deportivos, comerciales, culturales, sociales y religiosos, porque la cruz de Cristo es capaz de cargar con todo el drama, el dolor y el pecado de nuestra nación.

La cruz de Jesús nos asegura que ni la muerte ni la guerra, por más dramáticas que sean, quedarán excluidas de la fuerza transformadora del amor de Dios”. 

7. ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’:

“Jesús, que se entregó en manos de los hombres, ahora entrega su espíritu en las manos del Padre. La muerte no puede jamás ser considerada el fin de la vida. La muerte es la puerta de entrada a nuestro nacimiento definitivo en Dios. 

Los momentos de dolor que experimentamos, representados en la injusticia, el odio, la traición, la mentira, la infidelidad o la violencia, pueden ser considerados formas de muerte. 

Ellos se dan cuando el corazón se pervierte y se presta para desconocer el derecho de los otros. Cuando el corazón se cierra y se vuelve indiferente ante quienes nos rodean. 

El verdadero Viernes Santo de nuestras vidas no se da cuando nos olvidamos de Dios y queremos armar nuestros proyectos sin él. 

De esta manera emergen la soberbia, el egoísmo, el orgullo, la violencia, la injusticia, la corrupción, la deshumanización. 

Esta palabra nos compromete a ser orantes, pues cada uno vive como ora y ora como vive. Son muchos los que viven críticas situaciones humanitarias. No podemos ser ajenos a sus gritos para hacer presente la cercanía de Dios.